El mar, al publicarse, estalló como un astro escandaloso. Protagonistas son algunos chicos de veinte años que viven en un sanatorio para tuberculosos, devorados interiormente por una muerte segura y un imperioso anhelo de vivir. Escribe Agustí Villaronga, que lo adaptó al cine: El mar de Blai es sórdido y luminoso, bello, inquietante, poético y lleno de amor para sus personajes. La muerte y la religión le dan forma. La religión tratada como una actitud frente a la vida en respuesta al enigma de la propia existencia. La muerte no abstracta sino como una plaga que mata desde el mismo cuerpo que da vida, y que además elige a chicos y jovencísimos, chicos que se abren a la vida. La muerte es el monstruo, Alien, el asesino y el peligro. Como en cualquier película de terror. Pero aquí no tiene rostro ni forma y trabaja desde las cavernas de los pulmones de los protagonistas. Traducida desde 2002 a las grandes lenguas de Europa (castellano, inglés, francés, italiano, ruso, húngaro, rumano, polaco, serbio, esloveno), forma parte de las obras que el tiempo convierte en long-sellers. Esta nueva edición la amplía con un nuevo epílogo de Xavier Pla y nueve capítulos del mecanoscrito reencontrado en el archivo de la censura