Si la sociedad argentina quiere tener museos porque entiende que cultivan y transmiten valores que son parte de una vida civilizada, no podrá lograrlo entre un Estado que ha perdido la capacidad de dirigir las instituciones culturales y darles sentido, y un mercado que sólo puede hacerlo con aquéllas susceptibles de prosperar en ámbitos donde prosperan las leyes comerciales. Los museos argentinos necesitan insertarse en la sociedad civil y encontrar su camino. Los trabajos del presente libro se enmarcan en esta visión, presente hoy en las políticas de la mayoría de los países adelantados.