Sólo salgo para renovar la necesidad de estar solo. Esta frase que pertenece Lord Byron tal vez sea la mejor manera de explicar la soledad de él, un exiliado en un pequeño pueblo alemán, donde lo privado se cuida más que un tesoro en una isla desierta. Este hombre solitario rompe su asilamiento por una noche: el cumpleaños de una bella y misteriosa mujer. Esa noche se vuelve un desorden inesperado, una pequeña debacle interna en la que la fiesta de Selin es cualquier cosa menos una fiesta. Durante las pocas horas que comparten, llenarán el vacío con sus miserias, con malos entendidos, prejuicios y hasta un brevísimo episodio de heroísmo cívico. En medio de tanta catástrofe, el único salvavidas será el humor. Esta brillante novela de Ariel Magnus, que obtuvo el Premio Iberamericano de Novela Breve Juan Castellanos (Colombia) en 2007, aborda las diferentes formas de la soledad. Por un lado, la del protagonista, que encuentra en el aislamiento una forma de sosiego, un modo pacífico de navegar la existencia. Y, por el otro, la soledad de ella, Selin, que atraviesa el infierno de la ausencia. A más de quince años de su primera publicación, Clubcinco vuelve a ponerla en circulación, porque si hay algo de lo que estamos seguros es que, en mayor o menor medida, durante más o menos tiempo, todos nos hemos sentido irremediablemente solos.