La librería de tu barrio

El esfuerzo narrativo, como el esfuerzo intelectual, se cumple en un movimiento de vaivén. De pronto me siento excitado por una intuición poética, un suceso, un recuerdo, un conflicto, un disparate, una anécdota o una lectura. Me interesa la crisis de una voluntad que no se decide a emprender cierto curso de acción o que, si ya se ha decidido, choca con obstáculos y hay que esperar hasta ver si triunfa o fracasa. A veces siento el deseo de desahogarme, de contrariar un lugar común o de dar un nuevo sentido a un viejo argumento. De este modo, con la imaginación excitada, de un salto me transporto de un problema a la solución. Es un viaje circular, pues enseguida regreso de la solución al problema para repetir el trayecto desde el punto de partida hasta el punto de llegada, sólo que en esta segunda fase ya no vuelvo a saltar sobre el vacío en un rapto puramente imaginativo sino que, con el lápiz en la mano e inclinado sobre el papel, abriéndome paso entre las palabras más adecuadas, doy a mi visión un cuerpo verbal. Asínace el cuento. Las frases del principio preparan las del fin; y desarrollo el medio con la estrategia necesaria para que el lector mantenga su atención. El desenlace tiene que ser una observación profunda, una sugerencia misteriosa, un dilema, sobre todo una sorpresa. Nunca empiezo a escribir un cuento si no estoy seguro de que el principio y el fin han de encajar perfectamente, con un ¡elle!" "El medio, en cambio, es lo de menos. Tanto es asíque, en el proceso de escribir un cuento, los personajes, la época, el lugar, la atmósfera pueden cambiar; lo que no cambia es la intriga y su desenlace. Mi ambición es lograr un cuento con la perfecta simetría de una esfera.""" En este, el último tomo de los Cuentos, Obras Completas de Enrique Anderson Imbert incluimos su última producción de cuentos: ¡Y pensar que hace diez años! (1994) y El reloj de arena (1995).

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