La librería de tu barrio

El Guerrero De La Tierra

A bordo, con Paul Watson y la Sea Shepherd Conservation Society

David Morris

Pirata, ecoterrorista y loco. Soñador, visionario y adelantado. Todos esos calificativos le caben a Paul Watson y ninguno le hace mella. Porque para él es tan importante proteger la fauna marina como agregar el nombre de otro barco hundido o embestido a la lista de víctimas de sus andanzas por los mares del mundo. Bajo la apariencia de comandar una organización conservacionista, Watson en realidad es un pirata moderno, que sueña con erradicar la pesca ilegal y detener el pillaje de especies, pero que usa los métodos que "los gobiernos no se animan a emplear", según sus palabras. Director de la Sea Shepherd Conservation Society, curiosa asociación que se nutre de los aportes voluntarios, es cofundador de Greenpeace, organización de la que debió retirarse en 1977 tras realizar una acción peligrosa:interponer su cuerpo entre un cazador y una foca, arrebatarle el bastón y arrojarlo en el mar. Le hicieron sumario y lo echaron. Hoy sigue diciendo que se siente como el doctor Frankenstein, porque él también dio vida a un monstruo. "Greenpeace se ha convertido en una gigantesca maquinaria, un negocio de mueve 300 millones de dólares al año, una organización a la que la mayoría de los socios se une para sentirse mejor y menos culpable, no para tomar acción. La mayor parte del dinero recaudado se usa para recaudar más", explica Watson. No se cansa de decir también que Greenpeace es una enorme fábrica de remeras y objetos de merchandising. "No le creo a ninguna organización demasiado grande, ni a la World Wildlife Fund ni a Greenpeace. Para mí la verdad está en las pequeñas asociaciones y en las acciones individuales." Es difícil hablar con él sin imaginar la polémica que levantarán sus declaraciones. Es tan vehemente, quiere dar la sensación de que todo el mundo está en su contra y que sólo él hace lo que se debe. De viaje por Buenos Aires coincidiendo con la presentación de su biografía, "El guerrero de la Tierra", por David B. Morris, el viejo pirata cuenta que acaba de asociarse con el gobierno del Estado brasileño de Río Grande do Sul para proteger las aguas costeras de los pesqueros ilegales. Es decir que se convirtió en un corsario. "Ahora podremos intervenir directamente, confiscando sus barcos si pescan sin permiso", dice. El marino sostiene que hay muchas leyes de protección pero que casi ningún gobierno las pone en vigencia. "Cuando no lo hacen, nosotros nos encargamos de ello", se ufana. Después de 25 años al frente de Sea Shepherd, han hundido 9 barcos y destruido millones de dólares en equipamiento valioso. Se jacta de haberse cargado la mitad de la flota islandesa en 1986 (10 millones de dólares en daños) para evitar que siguieran cazando ballenas. "Volé a Islandia y me entregué a las autoridades, pidiendo que me incriminaran. Pero al día siguiente me expulsaron del país. El ministro de Justicia le dijo al Parlamento:"¿Quién diablos se cree que es para venir a nuestro país y provocarnos a que lo arrestemos? ¡Afuera con él!"" Sostiene que a pesar de ser enjuiciado y de que pidieran dos condenas a perpetua, siempre salió absuelto. Proteger a las ballenas Sus principales preocupaciones incluyen el destino de orcas, focas, aves marinas y peces. Y que siguen matando ballenas los rusos, los noruegos y los japoneses (que comen su carne), chinos y filipinos, islandeses, los habitantes del protectorado danés de islas Faroe e incluso los norteamericanos del Estado de Washington. "Nuestra próxima campaña se inicia en las islas Faroe, entre Islandia y Escocia, en breve, allí donde matan 2000 ballenas cada verano sólo por deporte, para mantener viva la tradición", acota. Además de la acción directa, que implica embestir y/o hundir buques pesqueros, y escribir sus nombres en la historia de la piratería, las campañas que emprende se destacan por promover el boicot a empresas. "Nuestra campaña -agrega Watson- incluye 2000 tiendas en toda Europa que ya no compran productos de las islas Faroe, lo que redunda en millones de dólares de pérdida en ventas. El único lenguaje que entienden es el de ganancia y pérdida." ¿Qué misterios oculta este cincuentón regordete y canoso, que pintó de rojo y verde cachorros de foca para evitar que terminaran en peleterías? Que vive de dar conferencias en la universidad, donde gana 15 mil dólares al año. Que hace 25 años no tiene domicilio fijo. Que se asoció con Brigitte Bardot en campañas conservacionistas y que no ve mal que personajes populares como Mick Jagger, Pierce Brosnan o Steven Seagal emitan el mensaje ecologista. Es más:el año próximo veremos un film sobre su vida (o algunas de sus acciones), que está en etapa de preproducción. En Malta, el director John Badham ("Fiebre de sábado por la noche" y "War games") rueda la aventura de Paul Watson en Portugal en 1979, atacando a cazadores de ballenas piratas, con un presupuesto de 60 millones de dólares. Dice Watson que la distribuirá la Warner Brothers y que la financiación provino de inversiones holandesas y alemanas. "Esto nos permitirá llevar nuestro mensaje mucho más lejos, en este mundo mediático", asegura Watson. -¿Alguna vez pensó que puede morir en una de sus aventuras? -Hay que morir alguna vez. Siempre es posible, pero nunca tuvimos ningún accidente serio. En 25 años, ni un hueso roto. -¿Cómo controla que su organización no se vuelva gigantesca? -Sólo hay que evitar desarrollar burocracia, mantenernos orientados hacia la acción y no comprometernos ni negociar con nadie. Queremos que la gente se involucre. Pueden apoyarnos financieramente o con su participación, pero queremos que se involucren. No que se asocien para sentirse mejor personas porque tienen una calcomanía o una remera. ¿En qué reside el éxito de sus acciones directas? En que se escuda en la carta de las Naciones Unidas sobre conservación, que permite a cualquier organización velar por la vida de las especies. Y en la impunidad con que se mueve por los mares, ante la inacción de las naciones para proteger sus recursos. Dice que cuando los gobiernos los señalan y aducen que su actividad es ilegal, se equivocan: "Si ellos nos pudieran detener, también podrían detener a los pescadores ilegales." Virginia Santana para La Nación

Envíos gratis A TODA ARGENTINA en compras a partir de $AR 5000.-