La idea de que la comprensión de la ética puede ayudar a un mayor entendimiento de la economía es novedosa y explora campos del pensamiento humano que han permanecido intocados. Con todo, este postulado rápidamente se encuentra con un obstáculo comúnmente expresado de la siguiente manera: ¿acaso tienen algo que ver economía y ética? En palabras de los autores, la relación entre economía y ética consiste en que "los economistas quizá no reflexionen sistemáticamente sobre la ética, y quizá no quieran reflexionar en absoluto sobre la ética. Pero sin un poco de entendimiento moral, no van a poder comprender qué desean quienes elaboran las políticas o no van a poder traducir los problemas de políticas a problemas técnicos de análisis económico". Posiblemente pueda reducirse aún más esta enunciación y decir que un mayor entendimiento de la filosofía moral puede y debe ayudar a un mejor desempeño de la economía en todos los niveles, en los mismos términos en que las decisiones morales de una persona pueden -y de hecho lo hacen- afectar su patrimonio. En realidad, las relaciones entre estas dos disciplinas van más allá de lo que comúnmente se supone, y un claro ejemplo de ello es el hecho de que las visiones estándar de la racionalidad con frecuencia conducen a los economistas a exponer principios morales cuestionables.