Adela, Abel y Nicanor transitan un espejo representativo llevando al lector y al espectador a pasear por paisajes de pampa nevada, por argentinismos incomprendidos en la estrategia bolchevique, por las diferentes mamushkas que contiene la mamushka, por enamoramientos, sospechas, engaños, búsquedas, exaltaciones individuales, compromisos colectivos; todo junto en el espacio lúdico que abre Carlos Correa entre silencios de perros y aullidos de lobos. El saber inútil en la suma sinfín de refranes populares, la ansiedad, los déjà vu carentes de practicidad resolutiva y la mujer perdida o deseada en la intemperie de la espera, abren el camino para la reconsideración histórica y la acción posible. Tantos saberes, tantos lenguajes, tantos tonos de blanco. Las variaciones que nos propone esta pieza de dramaturgia sobre lo mismo y lo diverso incitan al vértigo del lector y a la audacia de quien acepte el reto de su escena. Variaciones en blanco es un manifiesto en contra de la repetición, un peine de palabras que raspa a contrapelo para buscar en la singularidad del acontecimiento la forma de esa mamushka que no quepa en ninguna otra.