Una tarde de agosto del año pasado recibí un llamado en mi despacho de Argentores. Mi nombre es Guillermo Gasió. Le hablo de parte de Manuel Pampín de Corregidor. Queremos hacer un libro sobre usted. ¿Por qué? Va a ser un libro muy aburrido. Déjeme explicarle. Unos días después Gasió estaba sentado frente a mí. Tenía pensado decirle que no. A la media hora le dije que sí. Y así se inició, durante un año, una tarea que me llevó a un viaje sobre mi vida, mi obra y la opinión que mis obras despertaron en su momento. Descubrí opiniones que no había leído en su momento, o que había olvidado. Me sorprendí con la reacción de algún crítico y recuperé notas de mi época de periodista. Así como me produjeron ternura algunas convicciones de mi juventud. Y la gente. La gente que se atravesó en mi camino desde mi infancia y que fueron parte del derrotero de mi vida. Corresponde al lector opinar si éste es, o no, un libro aburrido. De lo que estoy seguro es que está editado por un investigador riguroso, un curioso obsesivo y un gran espectador de teatro.