La autora en un juego narrativo, no exento de poesía, logra contar una historia sencilla desde una óptica audazmente literaria: una muchacha desaparece misteriosamente después de un motín en la universidad. Un mirón desde una ventana, Eugenia, la muchacha escindida en dos personalidades contrastantes, e Iriarte, son los protagonistas que hilan en un ritmo vertiginoso una polifonía de interiores. Una Bogotá nublada sirve de fondo enigmático a la novela. La sutileza de la autora apenas hace notar que el inconsciente es la antesala del lenguaje. Eugenia es una joven estudiante activista que desaparece sin dejar rastro, luego de un motín universitario. La historia se concentra en los detalles de su vida la semana previa a la revuelta. Para contarlos, la autora se vale de una estructura que le permite experimentar con la polifonía como eje central de la narrativa. "La novela se cuenta a través de la voz escindida de Eugenia, que se expresa a través de dos voces, que tejen su posición dentro de la trama. Son dos voces que se enfrentan, que se burlan mutuamente y que finalmente reflejan esos dos aspectos contrastantes de la personalidad de la protagonista", explica Reza. Junto a las voces, se entrelaza una tercera. La de un enigmático hombre, que no puede salir de su habitación, y que desde una ventana divisa la sombra de esta muchacha, cuando llega todas las madrugadas a la casa vecina. Con el tiempo, Eugenia se convierte en una obsesión para este "mirón". Finalmente, aparece en escena la cuarta voz: la de Iriarte. "Él somos nosotros, los sobrevivientes de este país -comenta Renza-. Así me gusta pensar en Iriarte, quien además añade datos sobre la vida de Eugenia, por ser su compañero de estudios, con el que sale y mantiene una relación, pero quien no participa con ella en su activismo político". La escritora, quien combina la escritura con la cátedra literaria y la traducción, cuenta que la novela le salió hace 25 años, como lo refleja el epígrafe de Marguerite Duras, como un "estallido". "Me parece que el ritmo sí está muy marcado por mi principal oficio de toda la vida. La poesía capta la voz y se vierte sobre la interioridad. Y la voz de estos personajes es la que dice lo que les está ocurriendo a cada uno de ellos", dice Renza y destaca, de paso, esa posibilidad de 'pintar' una Bogotá gris, que juega una relación afectiva importante con sus personajes. "Hay un enlace muy fuerte con la ciudad en la que viven. La protagonista es una activista política que recorre toda la ciudad, que odia y ama. Y, justamente, esa es la ciudad que la agrede, la excluye, la desaparece y se la traga al fin y al cabo", concluye la autora.