La bibliografía del tango promete ser infinita. Comenzó, tal vez, con el artículo de Viejo Tanguero publicado en 1913 en la Crítica de Botana y, por cierto, aún no ha concluido; aunque podría decirse que en todo este largo lapso no hizo más que llover sobre mojado. Si bien se mira, acerca del tango se dice poco y se repite mucho. Desde hace décadas seguimos leyendo las mismas cosas que no siempre están escritas en el mejor estilo. A veces piensa uno que el tango tiene derecho a que se lo estudie con pensamiento original y se lo explique con prosa clara y si es posible elegante. Una y otra cosa se encontrarán en este volumen que le consagra alguien que es a la vez músico y pensador. No siempre los músicos han escrito sobre sus propias experiencias que, cualesquiera fueren sus méritos, siempre resultan enriquecedoras. Lo hace ahora Mario Broeders y su trabajo, si no suple la carencia, la disminuye, sí, notablemente. Del Prólogo de José Gobello.